Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rubricó una orden ejecutiva que otorga a las compañías farmacéuticas un plazo de 30 días para reducir voluntariamente los precios de los medicamentos recetados, bajo la advertencia de enfrentar nuevas limitaciones en los pagos del gobierno si no cumplen.
La orden instruye al Departamento de Salud, encabezado por Robert F. Kennedy Jr., a negociar precios más bajos para los medicamentos en el próximo mes.
En caso de no llegar a acuerdos, Kennedy deberá elaborar una regulación que alinee los precios pagados por el gobierno con los más bajos de otros países.
“Vamos a igualar”, afirmó Trump en una conferencia de prensa matutina. “Todos vamos a pagar lo mismo. Vamos a pagar lo que paga Europa”.
No está definido qué efecto, si alguno, tendrá esta medida en los millones de estadounidenses con seguros privados.
El gobierno federal ejerce mayor influencia en los precios de los medicamentos cubiertos por Medicare, que atiende a cerca de 70 millones de adultos mayores, y Medicaid, que beneficia a casi 80 millones de personas de bajos ingresos o con discapacidades.
Horas antes, la Cámara de Representantes, bajo control republicano, propuso un plan para recortar 880 mil millones de dólares de Medicaid, mientras Trump prometía ahorros significativos, aunque inciertos, en los costos de los medicamentos.
Cada año, los contribuyentes destinan cientos de miles de millones de dólares a medicamentos recetados, inyectables, transfusiones y otros tratamientos a través de Medicare y Medicaid, programas que representan un gasto anual de decenas de miles de millones en fármacos.
La principal asociación farmacéutica del país, que agrupa a los mayores fabricantes de medicamentos, rechazó de inmediato la orden, calificándola como un “mal negocio” para los pacientes.
Las farmacéuticas han sostenido que restricciones a sus ingresos podrían limitar la investigación para nuevos tratamientos.