Si de asuntos urbanos o de ciudades se trata la movilidad es de los más visibles, sobre todo en grandes urbes, aunque ya del millón de habitantes para arriba como la nuestra ya los padecemos.
Luego entonces se habla cada vez más de la movilidad urbana sustentable-MUS-, la cual engloba un conjunto de procesos, acciones y agentes orientados a conseguir el santo Grial.
Es decir, el uso racional de los medios de transporte tanto de particulares como público con el objetivo de eficientar su uso e impactar lo menos posible el medio ambiente. Obviamente la MUS es eso y mucho más.
Digo mucho más ya que lo que se busca es mejorar la calidad de vida de las personas configurando un mejor transporte público, mayor seguridad en los desplazamientos y de paso mejorar la competitividad de los negocios.
Estamos hablando pues, de un amplio abanico de políticas públicas que van desde mayores inversiones en infraestructura vial, menor uso del automóvil, electro movilidad, tecnología e inteligencia artificial, gestión del tráfico, subsidios y regulaciones entre varias más.
Con lo anterior nos damos una idea general de la importancia del concepto de movilidad urbana sustentable cuyo grado de madurez medido a través de indicadores es muy bajo en el país no se diga en la entidad y municipio.
Hay varios países en América y en Europa que sin duda van más avanzados que nosotros al tener más camino andado en estos menesteres, aunque debo decirlo en la Agenda Ciudadana de políticas públicas 2024 de Hermosillo, ¿Cómo Vamos?, ya hay indicios del tema.
Incluso se manejan algunos datos relacionados con los siniestros viales que nos colocan como el tercer lugar entre los 20 municipios más poblados del país tanto en siniestros como en víctimas fatales.
Claro que el exagerado aumento del parque vehicular y nuestra baja cultura vial tiene mucho que ver con los accidentes viales ya que tan solo en el periodo 2018-2023 pasamos de 268,378 a 613,706 vehículos en circulación un porcentaje cercano al 130%.
Ahora bien, la importancia del derecho a la movilidad está ya reconocida en la Constitución y en la Ley General de Movilidad donde se establecen jerarquías para los diferentes usuarios del espacio público, pero hace falta mucho más.
Al respecto la red especializada en movilidad urbana en América Latina aborda este tema con mayor profundidad al observar de cerca las políticas públicas y modelos de gestión de varios países.
La situación actual, su problemática y retos nos arrojan datos acerca de la madurez de los modelos, sistemas y políticas, medibles, POR CIERTO, a través de indicadores que tienen que ver con etapas de planeación. producción, operación, calidad y evaluación de los modelos de gestión.
En suma, de lo que se trata es de convertir la movilidad urbana sustentable en propuestas específicas dirigidas a los distintos órdenes de gobierno a fin de subirlos a los planes, programas y presupuestos.
No queda duda, hay que invertir y gastar en las ciudades en su infraestructura física sea en mantenimiento y nuevos pavimentos, pero priorizando las rutas del transporte público en primer lugar.
Hay que crear fondos para la movilidad presente y futura priorizando nuevas rutas alimentadoras y de ser posible replantear algunas instituciones municipales para crear algo más compatible con esto que estamos describiendo.
Ya los indicadores de cómo andamos en cuanto a madurez urbana se refiere nos tienen contra las cuerdas así que hay que trabajar en su mejora continua si realmente queremos una mejor ciudad para vivir.
HE DIXI.
