La actriz Victoria Ruffo celebra este 31 de mayo su cumpleaños número 63, con más de cuatro décadas dedicadas a un género que marcó profundamente la cultura audiovisual de México y América Latina: la telenovela.
A través de personajes que enfrentaron la pérdida, el amor imposible, la injusticia o la redención, su rostro se volvió parte de la memoria de millones de hogares.
Nacida en la Ciudad de México en 1965 bajo el nombre María Victoria Eugenia Guadalupe Martínez del Río Moreno-Ruffo, su llegada a la televisión ocurrió en un contexto donde el melodrama dominaba las pantallas y estructuraba las rutinas diarias de las familias.
Ingresó al medio artístico a principios de los años ochenta, en producciones con papeles secundarios, pero no pasó mucho tiempo antes de que su presencia comenzara a ocupar el centro de la narrativa.
Con títulos como “La fiera” (1983), “Simplemente María” (1989), “Capricho”(1993), “La madrastra” (2005), “Victoria” (2007) y “Corona de lágrimas” (2012, y su continuación en 2022), Ruffo participó en historias que siguieron fórmulas reconocibles: mujeres que sufrían, resistían y, muchas veces, eran transformadas por el paso del tiempo. La intensidad de sus escenas, especialmente aquellas en las que sus personajes eran llevados al límite emocional, se volvió parte del lenguaje visual de este tipo de producciones.
Una imagen repetida a lo largo de su trayectoria ha sido la de la mujer que llora con los ojos bien abiertos frente a una cámara fija, sin descomponer el rostro, pronunciando frases que buscaban una respuesta del otro lado de la pantalla. Esa manera de abordar el dolor contenido y expresivo al mismo tiempo generó un reconocimiento.
Con los años, esta faceta fue reinterpretada en espacios como las redes sociales, donde escenas de sus telenovelas han circulado en clave de homenaje o parodia. Lejos de diluir su presencia, este fenómeno amplió su alcance a nuevas audiencias que, aunque más jóvenes, encontraron en esos fragmentos una emoción reconocible.