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De arraigos y desarraigos

por Staff Sergio Valle

Las campañas a la gubernatura de Sonora nomás no prenden mucho, en parte se siguen quedando en el reducido círculo rojo en el que nos movemos esa minoría que integramos periodistas, medios de comunicación, analistas, encuestadores, empresarios y funcionarios gubernamentales.
Claro, también está la base de los partidos que se moviliza en los eventos.
Tampoco debe extrañarnos. Enfrentamos todos los efectos de una pandemia que ha redefinido las prioridades de la mayoría de la población en todo México.
La crisis económica derivada de la pandemia, el cierre de pequeñas y medianas empresas, otras reduciendo drásticamente sus ingresos, recortes de personal, miles de contagios, miles de muertes, el confinamiento y todo lo que eso implica.
Mire pues, que frente a todo esto que le acabo de mencionar, es evidente que las campañas políticas no son una tema prioritario para la mayoría de la población sonorense.
Pero si usted se da una vuelta por algún comité de campaña sentirá que todo el mundo gira alrededor de lo que ahí se hace.
Claro, no desestimo el esfuerzo de los ejércitos que acompañan a la candidata y los candidatos a la gubernatura, finalmente están haciendo su trabajo de la mejor forma posible y buscan ganarse el ánimo positivo del electorado.
Es importante sin duda ponerles atención, que se conozca y se difundan sus acciones y propuestas, pero nada pueden hacer frente a una realidad que sale del control de todos.
Las plataformas digitales se han convertido en una herramienta esencial, pero un gran porcentaje de la población carece aún de acceso a esas tecnologías.
Establecido lo anterior, formando yo parte de esa minoría arriba mencionada, me entretengo viendo el inútil debate que se traen con el tema del arraigo y el desarraigo del candidato de Morena, Alfonso Durazo Montaño.
No parece una buena idea, tampoco, repartir esa etiqueta de desarraigado a otros aspirantes, en un análisis muy simplón, básico y rudimentario.
A ver, Alfonso Durazo Montaño es un ciudadano mexicano, nacido en Sonora, con todos sus derechos a salvo y que cumple a cabalidad con los requisitos que la ley le ha exigido para ser candidato a gobernador de su estado…Y su estado es Sonora.

¿Es tan difícil entender eso?

Su presencia política en Sonora puede ser, desde ciertas perspectivas, intermitente.
Pero no lo es tanto y la naturaleza de los cargos públicos que ha ocupado, y su carrera política, lo han llevado a desarrollarse en el centro del país. Eso se simple de explicarse porque ha estado a la vista de todos.
Que no se nos nublen las entendederas.
Pero no nos hagamos tontos, desde hace mucho tiempo le venimos poniendo atención a la carrera de Alfonso, sobre todo desde su arribo al gobierno de Vicente Fox, cuando ya delineaba sus aspiraciones a la gubernatura.
Muchos hemos sido testigos de eso y en más de una ocasión lo mencionamos como un sonorense destacado en la política nacional… Hasta que se fue a Morena y ya no les gustó a algunos.
El mismo candidato del Partido Encuentro Solidario, Carlos Zatarain duró décadas ocupando cargos en el gobierno federal, en gobiernos de otros estados o en su partido que lo mantuvieron fuera de Sonora por mucho tiempo.
Digo, porque como que este ejemplo se les olvidó… O se lo brincaron deliberadamente.
Más bien parece que se quieren hacer enojar entre ellos, porque ahora resulta que se andan tachando unos y otros de desarraigados como para emparejar el marcador.
Ni al caso pues. Eso no va a dar ni a quitar votos.
Digo, está entretenido el tema para el reducido círculo, pero no es algo que vaya a permear más allá de nosotros.
Es el color de las campañas, también debemos estar conscientes de ello, sobre todo quienes trabajan en eso y están dando el alma por su candidata o candidato.
No olvidemos al final que todos somos sonorenses, que solo uno va ganar el 6 de junio y el resto deberán seguir con sus vidas… Así de simple.
#NoSeanSimples

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