El Banco Interamericano de Desarrollo, el BID, tiene orígenes remotos desde 1890, en la primera conferencia interamericana donde surgen los primeros intentos de establecer una entidad que apoyara los desafíos económicos de la región latinoamericana y del Caribe.
Oficialmente, fue fundado en 1959, con 48 países miembros, de los cuales, 26 son de la región y en el resto figuran Canadá, Estados Unidos, Europa y China, entre otros.
Su misión se centra en reducir la pobreza, combatir las desigualdades y fomentar el desarrollo sostenible de la región abordando una variedad de temas y, al mismo tiempo, soluciones para enfrentarlos.
Cuando menciono la variedad de temas, la verdad, es que son muy disímbolos, ya que van desde la seguridad alimentaria, el cambio climático, las energías limpias, el agua y su saneamiento, los mercados laborales, la salud e infraestructura y. por supuesto, la educación.
Sin duda que en estos asuntos se entrecruzan el factor humano, el capital y nuestros recursos naturales, los cuales, tienen que ver con el crecimiento y el desarrollo económico y social.
A qué viene todo este antecedente, se preguntarán algunos lectores, simplemente a que en el primer trimestre del 2025 dieron a conocer un documento de enfoque de la estrategia del BID para impulsar justamente el mediocre crecimiento económico de las últimas décadas en esta región.
Al respecto, en 51 páginas se dan a conocer iniciativas novedosas encaminadas a fortalecer la integración económica, a través de la inversión digital e infraestructura física sostenible que empodere al sector privado a fin de potenciar la productividad e innovación.
Lo anterior es relevante ya que la región de América Latina y el Caribe lleva más de medio siglo con crecimientos económicos muy bajos y una productividad raquítica, por no decir negativa.
Traemos crecimientos en 60 años menores al 2% bastante inferiores a otros continentes como Asia y Europa no se diga Canadá y los Estados Unidos con rezagos en productividad, escasa innovación tecnológica y mala asignación e insuficiencia en presupuestos públicos.
Para ayudar a resolver y al menos paliar, pero sobre todo crecer de manera sostenible, el BID presenta este documento que vale la pena conocer entrando a su portal.
El documento de marras propone tres pilares que aborden dichos retos que vale la pena enumerar. El primero tiene que ver con la generación de políticas públicas en materia de inversión que fomenten un buen entorno empresarial.
El segundo pilar tiene mucho que ver con políticas que fomenten la acumulación de factores de producción de buena calidad sean en materia de recursos o capital humano y tecnológico, mejor uso y aprovechamiento de los recursos naturales, entre otros.
El tercer pilar aborda las fallas del mercado, sobre todo, aquel que tiene que ver con el daño al medio ambiente, o bien, a los desafíos complejos de los mercados laborales afectados por la innovación tecnológica, vía la inteligencia artificial -IA-.
Al mismo tiempo, muchos esfuerzos de estas políticas van orientados al combate a la corrupción, mejoras en la transparencia, al marco fiscal y macroeconómico, sin dejar de lado el estado de derecho y las instituciones.
Retos y desafíos que tienen que ser considerados dentro de las nuevas agendas de los países que integran nuestra región y el nuestro no debe quedar fuera.
Ya es hora de mejorar la eficacia del Estado para reforzar entornos favorables para invertir mejorando la acumulación de capital humano evitando el retroceso acostumbrado.
HE DIXI.
