Un sismo de magnitud 6.8 sacudió Marruecos, provocando que la gente se levantara rápidamente de sus camas y saliera a las calles, derrumbando edificios de localidades montañosas y en ciudades antiguas no construidas para soportar semejante fuerza.
De acuerdo a medios internacionales, más de mil personas murieron y se cree que la cifra de muertos aumentará mientras los rescatistas batallaban el sábado para poder llegar a las zonas más remotas y más afectadas a través de carreteras llenas de rocas.
Este sismo ha sido el más fuerte que sacude el país del norte de África en 120 años, hizo que la gente saliera corriendo a las calles oscuras, aterrorizada e incrédula el viernes por la noche.
En la televisión estatal se pudo ver a la gente agrupándose en las calles de la histórica Marrakech, temerosa de volver a entrar en edificios que pudieran ser todavía inestables. Muchos se envolvieron en mantas e intentaron dormir a la intemperie.
El sismo derribó muros de piedra y mampostería no diseñados para resistir terremotos, cubriendo de escombros comunidades enteras. Los equipos de rescate trabajaron toda la noche para encontrar sobrevivientes enterrados entre las polvorientas ruinas.